El secreto de lo saludable
Ya sea un alimento, ejercicio fÃsico o cualquier otra cosa que hagamos, todo tiene un impacto en nuestra salud fÃsica y emocional.
LEER MÁSProbablemente no debe haber visto época en la humanidad donde el tema de la salud esté tan presente en la sociedad como lo está hoy en dÃa. Sin embargo, ¿Estamos seguros a qué nos referimos cuando hablamos de salud?
PARECE SIMPLE, PERO NO LO ES
Para empezar debemos primero analizar el significado de la palabra salud y para ello vamos a usar la famosa definición provista por la OMS.
"La salud es un estado de completo bienestar fÃsico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades" - Organización Mundial de la Salud.
A primera vista podemos darnos cuenta que la OMS nos indica que salud no se limita únicamente a lo biológico, sino que también debemos evaluar nuestras emociones. Es decir, no es suficiente un estado fÃsico impecable si carecemos de buenos vÃnculos sociales o estamos estresados. Es bastante lógico; después de todo, si la salud es un completo estado de bienestar no deberÃamos estar padeciendo de ningún sufrimiento. Sin embargo, al hacer esta afirmación se vuelve muy complicado determinar si alguien posee salud o no. Aunque fÃsicamente se puede analizar objetivamente si se cumple con los criterios, no sucede lo mismo con la mente o las relaciones. Ahà aparece la subjetividad de cada individuo. Por ejemplo, una situación puede ser altamente negativa para unas personas mientras que en otras sucede completamente lo opuesto.
Tal vez un acercamiento más concreto como la definición de la Rae donde se indica que la salud es el estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones pueda resolver el dilema. Ya que al eliminar la palabra bienestar, nos evita tomar en cuenta la subjetividad de las personas. Sin embargo, esta simplificación parece más un retroceso que un avance. Ya que de esta manera podemos afirmar que una persona está saludable solamente si su cuerpo funciona correctamente, independientemente de lo triste que pueda sentirse. ¿Es esto salud?
Por lo tanto, a pesar de sus problemas, por el momento, la definición de la OMS es la mejor que tenemos. Sin embargo, ¿Esta definición nos ayuda a definir saludable? ¿No es un poco utópica? ¿Cuántas personas cumplen hoy con este criterio?
ESTAMOS TODOS ENFERMOS
Hay un dicho en el ambiente de la salud, el cual señala que la medicina ha avanzado tanto en los últimos tiempos que muy pronto todos vamos a estar enfermos. No porque nos sintamos mal o enfermos sino porque cada uno de nosotros va a presentar signos de alguna enfermedad u afección. Los avances tecnológicos han permitido descubrir y catalogar tantos signos malignos que aunque puedan o no conducir a estados de malestar, serán motivo de preocupación. En otras palabras, tener colesterol alto en sangre no es una enfermedad, pero casi nadie considerarÃa a una persona con ese diagnóstico como sana.
La realidad es que los cambios de hábitos en nuestras actividades diarias derivados de la modernidad han conducido a una creciente cantidad enfermedades nuevas que cada vez se hacen más prevalentes en la sociedad. Condiciones muy frecuentes en la actualidad como la obesidad, el sedentarismo o la soledad, habrÃan sido inimaginables para una persona de hace 100 años. Lamentablemente este dilema se incrementa cada vez más. Incluso, hasta el momento, no sabemos cuál será el impacto de la irrupción del celular en nuestras vidas.
El panorama es realmente complejo, por un lado los avances tecnológicos han sido muy auspiciosos al duplicar la esperanza de vida en la población pero, por el otro lado, también han traÃdo muchas situaciones nuevas como la vejez. En otras palabras, ante cada solución de un problema, aparecieron nuevas complicaciones indeseables. Otro ejemplo claro es que al haber superado las hambrunas y la desnutrición, también ha aparecido la obesidad. El problema de fondo es que todos estos cambios vulneran nuestro entendimiento de salud. ¿Cómo es posible afirmar que algo es saludable si a pesar de ser beneficioso, también tiene el potencial de ser dañino?
INVADIDOS DE SALUD
Hoy en dÃa, la incertidumbre en torno a la salud es enorme. Contaminación, ansiedad, hábitos saludables, sedentarismo, alimentos sanos, insomnio, obesidad, meditación, adicciones, ultraprocesados, estrés, dieta, relaciones tóxicas, ejercicio fÃsico, yoga, productos quÃmicos, soledad; son ejemplos de las tantas palabras (la lista es interminable) que se han instalado en nuestras vidas.
El tema de la salud está en todas partes y es imposible escaparse del asunto. Esta situación ha creado todo tipo de productos que prometen mejorar la salud. Desde lo más mÃnimo, como publicaciones en redes sociales, hasta lo más extremo, como intervenciones quirúrgicas. El abanico de posibilidades es inconmensurable. Sin embargo, tanta oferta ha dejado en la sociedad un mensaje extremadamente contradictorio y confuso sobre qué es saludable.
Sin importar cuál sea la razón, la gran mayorÃa de las personas tienen instalada la necesidad de mejorar su salud y, a pesar de sus mejores esfuerzos, muy pocas son capaces de lograrlo. Tristemente el indescifrable panorama de la salud convierte en imposible la tarea. ¿Cómo van a lograr mejorar su salud, si no consiguen entender qué es lo que buscan?
SALUD ES CALIDAD DE VIDA
En las últimas décadas, ha cobrado cada vez más fuerza el término calidad de vida que nos indica básicamente el factor de bienestar de una persona. De esta manera, se desestima por completo la presunción de que se puede definir objetivamente qué es saludable y se respalda la noción de que lo importante es la subjetividad de cada individuo. Ya no es enteramente relevante si la persona padece o no de una enfermedad, sino que tan feliz es con su realidad.
A través de este enfoque se pueden superar varias de las incógnitas surgidas a lo largo de este artÃculo. En primer lugar, podemos afirmar como saludable a aquello que nos mantiene una calidad de vida óptima. Ya no es necesario no padecer de ninguna afección para poder afirmar que estamos saludables. Algo puede ser saludable, aunque no resulte muy beneficioso. Finalmente, cada persona puede saber si el producto que usa es saludable de acuerdo a su individualidad.
No obstante, esta subjetividad de la calidad de vida no es infalible. Es permeable al autoengaño del propio individuo, ya que con tal de validar un beneficio podemos estar recurriendo a actos mucho más dañinos. Por ejemplo, las adicciones suelen traer felicidad a costa de consecuencias mucho peores para la vida. Es por eso que al examinar la calidad de vida se exige considerar todos los aspectos de lo que se este evaluando. Solo asà podremos considerar si aquello que se está valorando es realmente saludable.
En conclusión, cada vez que nos preguntemos cómo está nuestra salud, si nuestros hábitos son sanos o si aquel producto es saludable, siempre debemos ponerlo en relación con nuestra calidad de vida.
Ya sea un alimento, ejercicio fÃsico o cualquier otra cosa que hagamos, todo tiene un impacto en nuestra salud fÃsica y emocional.
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